Las «últimas palabras» solían ser todo un género literario. Se suponía que ,cuando el o la fulana morían, resumían su vida en una sentencia. «Luz, más luz», parece que dijo Goethe, quien tal vez no estuviera aludiendo a la aufklärung sino a que ya no veía nada ni de este lado ni del otro. Desmentía así a Víctor Sueiro, que afirmaba haber recorrido el camino varias veces, siguiendo la «luz al final del túnel», hasta que un día, aparentemente, se entretuvo tanto en la ida que no pudo pegar la vuelta. Acabo de enterarme que Don Beto no habría dejado al mundo una frase admirable, un tanto irónica, que expresa un cierto tilín de superioridad ante la muerte («Aplaudid, amigos, la comedia ha terminado»), sino algo mucho más prosaico: «Demasiado tarde». Se trataba de una queja contra la evidente ineficiencia del delivery en la Europa de la primera mitad del siglo XIX. Ludwig, así le decimos los amigos, deploraba el morir justo cuando acababa de llegar una caja de vinos del Rhin que estaba esperando, evidentemente, con ansiedad. Otro motivo de admiración para con este hombre notable…